Traductor- Translation

La tapa de siempre

La tapa de siempre

Libros de Aprendizaje Espiritual

Libros de Aprendizaje Espiritual
Haciendo clic en la foto te lleva a la página

Violeta y el Camino de los 22 Arcanos

Violeta y el Camino de los 22 Arcanos
si haces clic en la imagen, te lleva al blog donde podrás leer la novela

Peregrina en la India

Peregrina en la India
si haces clic en la imagen, te lleva al blog donde podrás leer la novela

sábado, 17 de abril de 2021

Cine con valores (2) - Danny Collins



  Nota: este comentario contiene spoilers, o sea, anticipaciones de la trama.


 

   Danny Collins (Al Pacino)  es un famosísimo cantante popular, ya entrado en años, quien, a pesar de su enorme éxito, no es feliz. De joven componía buena música, pero las exigencias del público lo llevaron a cantar canciones insustanciales, creadas por otros, y dejó por completo de componer. Eso es frustrante para él,  pero lo disimula con la vorágine propia de una estrella del rock: drogas, viajes y mujeres. Para su cumpleaños, su mejor amigo, quien es también su representante, le hace un regalo increíble que encontró buscando en Internet y que estaba en manos de un coleccionista. Ese regalo va a cambiar la vida de Danny.  Cuando él era joven y recién empezaba, dijo algunas cosas en una entrevista que despertaron el interés de John Lennon, a quien él admiraba y sigue admirando muchísimo. Lennon le escribió una significativa carta, la cual nunca llegó a sus manos, hasta que su amigo y representante la descubre. Y la carta dice principalmente lo siguiente:

  “Ser rico y famoso no cambia la forma en que piensas, no corrompe tu arte, sólo tú puedes hacerlo. Sé  fiel a tu música, sé fiel a ti mismo.” Además Lennon le mandaba su número de teléfono y lo invitaba a visitarlos (a él y Yoko),  para conversar sobre el asunto y así poder ayudarlo. 

   Este curioso hecho es verdadero, le sucedió a un músico inglés, y nos enteramos de eso junto a los créditos finales del film, por lo cual la carta es auténtica y posiblemente inspiró al director, el talentoso Dan Fogelman, quien escribió el guión pensando desde el primer momento en Al Pacino para interpretar al personaje.  Y es una interesante  anécdota del inolvidable John Lennon, algunas de cuyas canciones forman parte de la banda sonora de la película.   

   A Danny la carta lo impacta y lo lleva a producir cambios en su vida. Se separa de su tercera futura esposa, mucho más joven que él y que lo engaña, se va en busca de un hijo que tuvo con una admiradora y a quien no conoce, y trata de retornar a sus orígenes y volver a componer música de calidad. 

   O sea, Danny trata de transformar su vida, los años que le queden, en algo más valioso y coherente. El encuentro con su hijo no es fácil, pero él está decidido a recuperar y sanar ese vínculo, que trae consigo una nuera y una pequeña nieta. Las vicisitudes del reencuentro con su hijo (quien además pasa por un momento difícil), más el encuentro con una encantadora gerente del hotel donde va a hospedarse (quien desde el inicio apoya sus esfuerzos por transformar su vida), además de su empeño por volver a componer buena música y su actitud decidida por asumir su rol de padre, se entrelazan en una película que conmueve del principio al fin y cuyo mensaje esencial podría ser que nunca es tarde para arreglar lo que hicimos mal, y que mientras estemos vivos la vida puede sorprendernos. 

   Hay un clima de amor y perdón a lo largo de la película, y una transmisión de ciertos valores muy afines a cierta juventud de los años setenta (cuando Danny era joven), valores que por suerte no se han perdido, ya que todavía hay muchos (jóvenes y no jóvenes) que siguen honrándolos. Un ejemplo de esto lo vemos en una escena de antología, cuando Danny encuentra a su mujer con el amante. 

   Danny es simpático, sencillo, generoso… Como dice su amigo en una escena “tiene un buen corazón”. Al Pacino nos conmueve y nos atrapa, como no podía ser de otra manera, y los actores que lo acompañan no se quedan atrás. 

  En suma: una muestra perfecta de lo que es un cine con valores. 




sábado, 3 de abril de 2021

Los valores en la literatura y el arte


  El arte, en todas sus manifestaciones, es parte de la vida humana,  un rasgo ineludible de nuestra condición, y ha existido desde tiempos muy remotos, como atestiguan los grabados prehistóricos encontrados en cuevas o los antiquísimos instrumentos musicales hallados por  arqueólogos. Y toda expresión artística va unida a una visión del mundo, a una postura existencial, a creencias e ideologías, a formas de sentir, vivir y pensar. Además,  cada visión del mundo lleva consigo (en forma explícita o implícita) un conjunto de normas, principios, valores… Y a cada etapa de la humanidad le corresponden específicas formas de expresión en el arte y en una de sus manifestaciones: la literatura.  

   Respecto a la relación de la literatura con los valores, a  lo largo de la historia han aparecido distintas posturas, desde la franca intencionalidad de comunicar valores (como en la literatura para niños y adolescentes), mediante la transmisión de mensajes éticos o ideológicos, de normas de conducta y de pensamiento, hasta la orientación opuesta, que aboga por un arte literario puro, sin mensajes por detrás, postulando que un texto literario encierra múltiples significados posibles y que el lector tiene que ser libre, para interpretar el texto a su manera. 

     León Tolstoi, en “¿Qué es el arte?”,  distingue al verdadero arte, que considera una bendición espiritual, del arte que solamente busca procurar placer, y propone —como condición necesaria para un arte y una literatura verdaderos— la sinceridad, que sería la expresión mediante una obra de arte de la verdad del artista que la creó. Y recordemos que los valores morales ocupan un lugar importante en las historias de Tolstoi.  

   Esa expresión de la verdad interior no creo que aparezca (por lo general) en las obras literarias que buscan seguir las tendencias del mercado (y que entretienen y se venden bien), pero sí aparece en las obras que surgen desde la experiencia y la sinceridad. Esas son las creaciones literarias que perduran, logrando un reconocimiento a través de las edades. Es una literatura que transmite ideas y valores universales, trascendentes, elevados, y cuyos temas están cargados de profundidad y significado. 

   Ernesto Sábato dice que hay un abismo entre la literatura que sólo se propone un juego placentero y la otra, que investiga en nuestra condición humana. El gran arte,  el auténtico,  tiene valor porque se ocupa de lo permanente y de lo trascendente. 

   “Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquéllos que no tienen valor en dinero sino en belleza.”

   Sábato subraya lo que es fácil notar en estos tiempos: el exceso de materialismo, la creciente superficialidad, la falta total de ética, la ausencia de principios:

  “… la vida ha perdido el sentido para el hombre, o sólo lo halla en la  comodidad individual, en la realización del éxito personal…. Hay algo que no falla y es la convicción de que —únicamente— los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana”. (Las citas son de uno de sus últimos libros, que es casi como su testamento ideológico: “La Resistencia”.)

   Cuando leo una novela, o miro una película, quiero que sea esclarecedora, reveladora, que me inspire y me deje una suave tibieza en el corazón. Necesito que tenga profundidad, que detrás de la historia haya algo esencial, algo que me invite a reflexionar y me facilite comprensiones.   

   Por eso,  estoy a favor de un arte y una literatura que transmitan ideas y valores universales, entendiendo por valor universal aquél en armonía con la moral propuesta por todas las religiones y tradiciones espirituales del planeta. Un arte y una literatura que nos ayuden a conocernos y que colaboren con la transformación, no sólo de nosotros mismos sino también del mundo en que habitamos.